Mantener el agua de tu piscina limpia y segura no solo es una cuestión de estética, sino también de salud. El cloro es uno de los productos más utilizados para desinfectar piscinas y garantizar que el agua esté libre de bacterias, algas y otros microorganismos que pueden proliferar si no se controla la calidad del agua. Sin embargo, muchas personas se preguntan ¿cuánto cloro tiene que tener una piscina? para asegurar un baño seguro sin dañar la piel ni los materiales del vaso de la piscina.
El nivel de cloro adecuado depende de varios factores: la temperatura del agua, la exposición al sol, la cantidad de bañistas y la frecuencia de uso. En general, se recomienda que el nivel de cloro libre residual esté entre 1 y 3 ppm (partes por millón). Este rango es el óptimo para mantener el agua desinfectada sin generar irritación en ojos, piel o mucosas.
Importancia de mantener el nivel de cloro correcto
Tener poco cloro puede permitir que bacterias, virus y algas crezcan rápidamente, volviendo el agua turbia, verdosa o incluso generando mal olor. Por el contrario, un exceso de cloro puede resultar corrosivo para los revestimientos, dañar equipos como bombas y filtros y ser irritante para los bañistas. Por eso, controlar de forma regular el nivel de cloro es clave para disfrutar de una piscina saludable y prolongar la vida útil de sus materiales.
Existen varios factores que pueden hacer que el cloro se consuma más rápido o pierda eficacia. La radiación solar, por ejemplo, descompone el cloro libre, por eso es común usar estabilizadores o cloro con ácido isocianúrico para prolongar su acción. La temperatura elevada también acelera su consumo, ya que favorece la evaporación y la proliferación de microorganismos. Además, una piscina con alta afluencia de bañistas o residuos orgánicos (hojas, insectos, cremas solares) requerirá una mayor dosis de cloro.
Cómo medir y ajustar el nivel de cloro en la piscina
Para saber cuánto cloro tiene que tener una piscina en cada momento es esencial medirlo regularmente. Lo ideal es analizar el agua al menos dos o tres veces por semana en temporada alta, y una vez por semana en temporada baja. Para ello existen kits de análisis manuales con reactivos líquidos o tiras reactivas, así como sistemas automáticos más precisos.
Si detectas que el nivel de cloro está por debajo de 1 ppm, deberás añadir la cantidad necesaria siguiendo las recomendaciones del fabricante del producto. Es importante repartir el cloro de forma uniforme y evitar añadirlo en horas de máximo sol para evitar su rápida evaporación. Si el nivel está por encima de 3 ppm, conviene dejar la piscina sin usar hasta que vuelva a los niveles recomendados o diluir parte del agua.
¿Qué tipo de cloro es mejor?
En el mercado existen distintas presentaciones: cloro líquido, pastillas, granulado y sistemas de cloración salina. Cada uno tiene sus ventajas y se adapta mejor a un tipo de piscina u otra. Las pastillas son muy prácticas para mantenimiento, ya que se disuelven lentamente, mientras que el cloro granulado es ideal para choques de cloro puntuales. Por su parte, la cloración salina es una opción cada vez más popular porque genera cloro de forma natural a partir de sal común, manteniendo niveles constantes y reduciendo la necesidad de químicos adicionales.
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